Me siento a la deriva del destino
y la briza confunde mis sentidos.
Mis manos cubiertas de sal
¿Cómo es que quedé petrificada tanto años?
Pareciera que fue ayer que desperté en medio de la vida.
Me siento a la deriva del destino.
Subiendo y bajando,
llorando y riendo,
Sin mapas ni estrellas que me indiquen lo que soy.
Entre margaritas, una vez, me quedé atrapada en un sueño.
¿Qué fue de él? ¿ Qué fue de mí? ¿Qué fue de Dios?
Pasan los segundos mientras sigo desperdiciando palabras.
Y extraño los kilómetros que nos tienen separados
Déjame dormir, que no sirvo viviendo el presente.
Y me siento a la deriva del destino.
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